
Si has llegado hasta aquí, quizá estés preocupado o sufras por alguna razón. Pedir ayuda es cosa de quienes no se resignan ni claudican ante el malestar. Está muy bien haber intentado solucionarlo por cuenta propia, pero si no lo conseguimos, lo más responsable es acudir a un profesional, especialmente si llevamos un tiempo intentándolo sin éxito. Lo más importante es poder resolver los problemas que la vida nos pone por delante.
Existe la creencia de que quien pide ayuda psicológica es débil. Nada más lejos de la realidad: enfrentar las dificultades, a pesar del miedo que puedan generarnos, es un acto de valentía. Ser valiente no significa no tener miedo, sino hacer lo que nos conviene a pesar de tenerlo. Enfrentar los problemas es posible cuando la esperanza y la decisión firme de seguir adelante son más fuertes que el miedo a enfrentarnos a nuestros propios fantasmas.
El mayor temor suele ser el miedo a estar loco. También pueden existir otros: miedo al cambio, a ser juzgado por el psicólogo, etc. Sin embargo, los profesionales estamos aquí para ayudar y acompañar. No juzgamos, no damos consejos ni decidimos por nadie.
Ayudamos a las personas a lograr lo que necesitan. Trabajamos por la salud, una labor dura pero que vale la pena. ¡Un desafío vital y profesional! ¡Una inversión de futuro para quienes apuestan decididamente por sí mismos, para quienes se quieren y desean vivir de una manera más sana y auténtica!